Cálculo del PUM 2026: Mantener el poder adquisitivo y la competitividad

Yakarta (ANTARA) – La política de salario mínimo en Indonesia está entrando en una nueva fase mediante una fórmula única y muy decisiva: aumento salarial = inflación + (crecimiento económico x alfa).

Esta fórmula no es sólo una serie de números matemáticos, sino una gran apuesta para mantener el equilibrio entre el poder adquisitivo de millones de trabajadores y la competitividad de la industria nacional en medio de la incertidumbre global.

Al colocar la variable alfa (α) en un rango bastante amplio, es decir, de 0,5 a 0,9, el gobierno cambia explícitamente el paradigma salarial de ser simplemente una red de seguridad social a ser un instrumento para apreciar la productividad de los trabajadores.

Detrás de esta ambición se esconde un gran desafío en su implementación a nivel regional que debe decidirse en muy poco tiempo, antes de la fecha límite del 24 de diciembre de 2025.

La urgencia de esta determinación se siente cada vez más real tras la publicación de los últimos datos de la Agencia Central de Estadísticas (BPS) de noviembre de 2025, que registraron una inflación nacional del 2,72 por ciento y un crecimiento económico para el tercer trimestre de 2025 del 5,04 por ciento.

Estas cifras son la principal materia prima que debe procesar cada gobernación en cuestión de días. El problema es que esta fórmula arroja resultados muy variables según cómo interprete el valor alfa el Consejo Regional de Salarios (Depeda).

Si alfa se fija en el límite más alto, un aumento de los salarios será una bendición para el bienestar de los trabajadores, pero tiene el potencial de convertirse en una «bomba de tiempo» para los sectores industriales intensivos en mano de obra que están luchando con la eficiencia de los costos de producción.

Analicemos el impacto de esta fórmula a través de simulaciones reales en dos áreas del barómetro económico nacional.

DKI Yakarta, que comenzó con una base UMP de 2025 de 5.396.761 IDR, verá cifras muy progresivas.

Si el gobernador establece un alfa moderado de 0,5, el aumento salarial alcanzará el 5,24 por ciento o el equivalente a 5.679.551 IDR. Sin embargo, si la presión de los sindicatos logra llevar alfa a un máximo de 0,9, el UMP nominal para Yakarta 2026 saltará a 5.788.350 IDR.

Esta cifra es muy elevada en términos absolutos y resulta a la vez atractiva y onerosa para la estructura de costes de las empresas de la capital. Por el contrario, la Región Especial de Yogyakarta (DIY), que tiene una base salarial de 2.264.080 IDR, muestra una dinámica diferente.

Aunque en términos nominales el aumento no es tan fantástico como el de Yakarta, el porcentaje de protección del poder adquisitivo en el bricolaje es muy crucial porque la tasa de inflación local suele ser más dinámica que el promedio nacional.

Este fenómeno demuestra que la fórmula intenta tecnocráticamente cerrar las fisuras económicas entre regiones. Sin embargo, la eficacia de este instrumento depende enteramente de la transparencia en la determinación del índice Alfa, que sigue siendo el punto más polémico en las salas de reuniones del Consejo de Salarios.

Alfa crítico

El punto crítico de esta política reside en la subjetividad a la hora de determinar el valor alfa que representa la contribución de los trabajadores al crecimiento económico.

El rango de 0,5 a 0,9 es un espacio de negociación muy amplio y corre el riesgo de convertirse en un bien político más que en una referencia científica.

La Asociación de Empleadores de Indonesia (APINDO) ha expresado abiertamente su preocupación de que un alfa demasiado alto desencadene una desindustrialización prematura, especialmente en los sectores de la confección, los textiles y el calzado.

Para estas industrias, los costos laborales no son sólo un componente adicional, sino que son el núcleo de los costos operativos.

Los aumentos salariales forzosos sin tener en cuenta los márgenes de beneficio sectoriales sólo dejarán dos soluciones dolorosas: despidos masivos o reubicación de fábricas en el extranjero.

La injusticia surge a menudo de la generalización de los valores de Alfa a nivel provincial. Por ejemplo, en Java Occidental, la industria automotriz, que requiere mucho capital y tiene un alto valor agregado, ciertamente puede absorber aumentos salariales con un alfa máximo de 0,9 como incentivo de productividad.

Sin embargo, imponer la misma cifra a las fábricas textiles de la misma región aceleraría la quiebra empresarial.

Por lo tanto, la idea de alfa sectorial o alfa basado en el riesgo de la industria se vuelve muy relevante para su adopción inmediata.

Las políticas salariales deben ser capaces de distinguir qué industrias están volando alto y cuáles son industrias que simplemente luchan por sobrevivir en medio de la avalancha de productos importados.
Además, la transparencia de la metodología de cálculo del alfa es un requisito absoluto para que esta política no sea considerada una cifra «barata» por los trabajadores ni una «extorsión» por parte de los empresarios.

DEpeda está obligada a divulgar datos sobre el índice de eficiencia laboral y la relación entre los costes salariales y los ingresos totales en cada sector industrial. Sin datos abiertos, la determinación de la UMP siempre quedará atrapada en un ritual anual lleno de tensión sin una base sólida de argumentación.

Los gobernadores deben tener el coraje de asumir el papel de líderes basados ​​en datos, no simplemente de mediadores que buscan un punto medio seguro para evitar un conflicto social momentáneo.

Movimiento estratégico

Frente a estos desafíos, la solución más constructiva es dejar de considerar los aumentos salariales simplemente como una carga de costos, sino más bien como una inversión en productividad humana.

Los gobiernos locales deben integrar inmediatamente las políticas salariales con programas certificados de capacitación.

Parte del aumento salarial, o mediante apoyo presupuestario regional, debe asignarse a aumentar la competencia de los trabajadores para que sea relevante para las últimas necesidades de tecnología industrial.

Si la productividad por persona aumenta, el aumento de los salarios se convierte en una consecuencia lógica que ya no asusta a las empresas porque producción La producción también crece proporcionalmente.

Por otro lado, el gobierno central debe proporcionar instrumentos de apoyo en forma de incentivos fiscales para las empresas que elijan el camino de la transformación tecnológica en respuesta al aumento de los salarios.

Políticas como desgravación fiscal o reducir los derechos de importación sobre las máquinas de producción automatizadas puede ayudar a que las industrias con uso intensivo de mano de obra pasen a industrias más eficientes y con uso intensivo de capital.
Por lo tanto, el aumento salarial de 2026 no resultará en la expulsión de inversiones, sino que será un detonante para que el mundo empresarial ascienda de clase.

Esta transformación requiere grandes costos iniciales, pero es un camino estratégico para garantizar calidad y un crecimiento económico sostenible.

En última instancia, el éxito de la fórmula inflación + (crecimiento económico x alfa) dependerá en gran medida de la voluntad colectiva de forjar asociaciones industriales maduras.

El salario mínimo debe seguir siendo una red de seguridad digna para los trabajadores y, al mismo tiempo, mantener el aliento del mundo empresarial para que no se pierdan puestos de trabajo.

Si se gestiona con una política alfa específica y se basa en datos de productividad, el PMU de 2026 será un paso importante para que Indonesia salga de la trampa de ser un país de ingresos medios.

El futuro de la economía nacional está determinado por nuestra capacidad de equilibrar la necesidad de una vida decente con la realidad de una competitividad global cada vez más competitiva.

*) Rioberto Sidauruk es observador de industrias estratégicas y actualmente se desempeña como experto de AKD para la RPD RI



Fuente