¿Bienvenido a la época de la «paz caliente»?


Este audio está hecho con tecnología AI.

El mundo puede no haber estado en la Tercera Guerra Mundial, pero eso no significa que vivamos en paz. En medio de la tensión global que se está poniendo más caliente pero controlada, estamos entrando en la época paz caliente– Competencia frágil y estratégica.


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En los últimos años, el mundo ha sido testigo de un fuerte aumento en la tensión geopolítica. La invasión rusa de Ucrania desde 2022 no ha mostrado signos de disminución. Al mismo tiempo, la región del Medio Oriente nuevamente se calienta debido al ataque entre Irán e Israel, dos fuerzas regionales que tienen una larga historia de conflicto militar y diplomático.

Aunque a escala limitada, este conflicto revivió la ansiedad global. En las redes sociales, una narrativa llena de gente que decía que el mundo podría haber entrado en las primeras rondas de la Tercera Guerra Mundial. Muchos interpretan el creciente conflicto en varias partes del mundo como un signo de la llegada de una guerra a escala global.

Sin embargo, en lugar de aceptar estos supuestos, es importante para nosotros ver esta situación de manera más cuidadosa y analítica. ¿Es cierto que el mundo está al final del borde de la Tercera Guerra Mundial? ¿O solo estamos viendo un nuevo capítulo de International Dynamics llena de tensión pero aún dentro del límite de control?

Para responder esto, necesitamos mirar hacia atrás en la historia, la teoría de las relaciones internacionales y la estructura del poder global actual.

Paz de calor y lógica estratégica

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se han producido varios conflictos importantes: la Guerra de Corea, Guerra de Vietnam, a la Guerra del Golfo. Sin embargo, ninguno de los conflictos se convirtió en una guerra mundial. Esto muestra un cambio fundamental en la estructura del sistema internacional y la forma en que los países responden al conflicto.

Para comprender el actual panorama geopolítico, podemos usar el marco de la teoría de la paz caliente introducido por Michael McFaul, ex embajador de los Estados Unidos en Rusia y Stanford Academics. Este término surgió en respuesta a la insuficiencia del concepto de la Guerra Fría al describir la situación geopolítica posterior a la fría.

Si la Guerra Fría refleja una tensión pasiva estable entre los bloques principales del mundo (especialmente los EE. UU. Vs. Uni Soviet) sin una participación directa, la paz caliente describe las condiciones en las que la competencia estratégica tiene lugar activa, dinámica y a través de varias dimensiones, pero sigue siendo controlada para no convertirse en conflictos a gran escala.

En la lógica de la paz caliente, el mundo no es pacífico, pero tampoco ha luchado. Los países compiten entre sí a través de conflictos de representantes en varias regiones, competencia tecnológica e información (especialmente para garantizar la cadena de suministro de componentes cruciales) y disputas económicas.

Sin embargo, lo que distingue la paz caliente de una guerra abierta son los límites invisibles custodiados por todas las partes. La vía de comunicación permanece abierta, la diplomacia de las escenas traseras permanece activa y existe una conciencia colectiva de no exceder cierto «umbral». McFaul llama a esto una confrontación estructurada, un conflicto controlado en ciertas estructuras.

Este concepto también reconoce que el conflicto no solo ocurre en los campos militares, sino también en forma de narrativas políticas, influencias culturales, al dominio tecnológico. En muchos sentidos, el mundo está viendo una guerra que no se anuncia formalmente, pero tiene lugar de manera intensiva y continua.

En otras palabras, la paz caliente es una fase activa de tensión que no termina en la confrontación total. El mundo se dedica a una condición competitiva que continúa, pero aún está regulado en el marco de una cuidadosa gestión de conflictos. Esto es lo que lo distingue de los tiempos llenos de escalada abierta como en la Primera Guerra Mundial o II.

Sin embargo, la paz caliente no es una condición completamente segura. Sostiene el potencial de escalada si el sistema de control no funciona. La tensión que es demasiado larga, el fracaso de la comunicación de crisis o la presión interna que desencadena políticas agresivas puede cambiar el conflicto limitado en un conflicto amplio repentino.

En este caso, la historia ha enseñado que una gran guerra a menudo no es el resultado de una larga planificación, sino la acumulación de pequeños errores que no pudieron ser silenciados.

¿No es un ganador, sino un arquitecto de paz?

Al ver la dinámica actual, el término «Tercera Guerra Mundial» parece no ser relevante para describir las condiciones globales. Sin embargo, eso no significa que el mundo esté en una situación segura y estable. Lo que está en marcha se conoce con mayor precisión como una paz caliente, una intensa era de la competencia abierta, pero no ha excedido el umbral de la destrucción. En este contexto, no hay garantía de que la escalada siempre se controle. El mundo es como bailar al borde de un acantilado con un ritmo que no siempre es predecible, y bailarines que tienen ambiciones diferentes.

La reflexión filosófica es importante para comprender el significado de esta situación. A lo largo de la historia, los humanos a menudo están en la paradoja: construimos paz, pero creamos infinitamente herramientas para destruirnos. Formulamos una carta y una declaración, pero también desarrolla un sistema de armas cada vez más preciso. En la condición humana, Hannah Arendt recordó que las acciones políticas humanas siempre están entre dos polos: la voluntad de ser independiente y tentación de controlar. El mundo de hoy refleja la tensión: los estados se mueven entre el diálogo y el dominio, entre la diplomacia y las manifestaciones de fuerza.

La pregunta no es solo si entraremos en la próxima guerra mundial, sino si podemos mantener a la humanidad en el clima de la competencia que se calienta. ¿Se utilizará la tecnología que creamos para fortalecer la solidaridad global o acelerar la división?

Entonces, la paz caliente no es solo una etiqueta geopolítica, sino un llamado a la introspectiva. El mundo de hoy no requiere un nuevo ganador en el conflicto, sino un arquitecto pacífico que es consciente de que el futuro no está determinado por las armas más poderosas, sino por la capacidad de detenerse, leer los tiempos y elegir un camino no estructural. (D74)



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