La política de Santri ¿no es menos aterradora?


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Desde los dormitorios de los internados islámicos hasta las instituciones estatales, los estudiantes ahora ascienden a la política con estrategia e inteligencia táctica como ministros. No son sólo guardianes morales, sino que controlan la dirección de las políticas. Sin embargo, tienen un reto muy grande para poder poner un pie al más alto nivel.


PinterPolitik.com

El Día Nacional de Santri no es sólo una ceremonia para confirmar el papel cultural de los internados islámicos en la historia de la nación. Más bien, fue un día en el que se produjo un impulso de reflexión sobre cómo la herencia espiritual e intelectual de los internados islámicos se transformó en una fuerza sociopolítica a nivel estatal.

Hoy en día, los santri ya no se limitan a los langgars o madrasas, ya que ocupan posiciones estratégicas en el gobierno, influyen en las políticas públicas y navegan por realidades políticas complejas.

En el actual Gabinete Rojo y Blanco hay al menos cuatro figuras que son verdaderos representantes de la «política santri» en las prácticas de poder contemporáneas. PrimeroMuhaimin Iskandar o Cak Imin, ex alumno del internado islámico Mambaul Maarif Jombang, es actualmente el Ministro Coordinador para el Empoderamiento Comunitario y Presidente General del PKB.

SegundoNasaruddin Umar, ex alumno del internado islámico Sengkang As’adiyah, ocupa el puesto de Ministro de Religión y tiene reputación de ser uno de los eruditos musulmanes más capaces.

TerceroSaifullah Yusuf (Gus Ipul), ex alumno de Tebuireng y Krapyak, es Ministro de Asuntos Sociales y Secretario General de PBNU. CuatroRaja Juli Antoni, graduado del internado islámico Darul Arqam Muhammadiyah, ahora ministro de Bosques y secretario general de la ISP, una figura progresista entre los estudiantes islámicos modernistas.

Como pequeña nota, los estudiantes en la lista son aquellos que recibieron educación en un internado islámico y viven en dormitorios.

Una vez más, los cuatro representan un amplio espectro de la política de los internados islámicos: desde el tradicionalismo de Nahdlatul Ulama hasta el racionalismo y pragmatismo de Muhammadiyah, desde la política basada en redes culturales hasta aquellas que se basan en la lógica electoral moderna.

Su presencia parece marcar una transformación importante: la política de los internados islámicos ahora no es sólo un fenómeno moral, sino también una realidad estratégica.

Sin embargo, los patrones históricos muestran que es bastante difícil penetrar este trasfondo básico en el nivel más alto. ¿Porqué es eso?

Entre ética, poder y adaptación

Teóricamente, la política santri puede leerse a través de dos enfoques conceptuales. Primero, política culturales decir, una política arraigada en valores, tradiciones e identidad cultural.

En el contexto de los internados islámicos, esto significa una política basada en la ética islámica, el civismo social y la solidaridad comunitaria.

Segundo, teoría de la adaptación políticalo que explica cómo los actores con una base cultural particular se adaptan a los sistemas políticos modernos para mantener relevancia y poder.

Estos dos marcos pueden ayudar a comprender una paradoja interesante: los estudiantes islámicos que son educados en un entorno normativo, lleno de modales y moralidad, en realidad son capaces de ejercer una política dura y pragmática.

Muhaimin Iskandar, por ejemplo, es una figura que combina la sabiduría del internado islámico con astucia táctica para abordar las fricciones internas del partido y la dinámica de poder nacional.

Bajo la retórica de la «política nacional», Cak Imin parece demostrar que incluso los «niños de campo» pueden hacer política con cálculos maduros e incluso, para algunos observadores, con la misma astucia que los políticos laicos.

Mientras tanto, Saifullah Yusuf muestra otra cara: los estudiantes que combinan la red cultural de NU con la administración gubernamental.

Como Secretario General de PBNU y Ministro de Asuntos Sociales, representa liderazgo puenteliderazgo que une la base cultural y la estructura estatal.

Mientras tanto, Nasaruddin Umar se posicionó como estadista moraluna figura que enfatiza las dimensiones de la ética y la espiritualidad en los espacios burocráticos. Modernizó la imagen del Ministerio de Religión sin abandonar los valores básicos de los internados islámicos: tawadhu’, moderación y erudición.

Raja Juli Antoni, por otro lado, refleja la nueva cara del santri modernista: progresista, académico y abierto al pluralismo, pero tiende a ser pragmático.

Parece estar articulando los valores islámicos a través de un discurso nacional racional e igualitario.

Su presencia en el gabinete marcó que la “política santri” ahora también trascendió los límites de la tradición NU o la cultura javanesa al alcanzar una dimensión nacional más amplia.

Sin embargo, detrás de este éxito, la política santri también alberga tensiones latentes. Históricamente, los alumnos de los internados islámicos se han enfrentado a debilidades estructurales en materia de política jurídica, económica y de seguridad.

La fuerte base social de los internados islámicos en las bases no siempre es directamente proporcional a su control sobre las redes político-económicas o la burocracia militar, por ejemplo.

Esto crea una asimetría de poder, donde los santri tienen legitimidad moral, pero a menudo carecen de capital estructural.

Abdurrahman Wahid o Gus Dur son una excepción monumental. Como cuarto presidente de la República de Indonesia, demostró que los valores de los internados islámicos pueden operar en la cima del poder estatal.

Sin embargo, su experiencia también muestra lo difícil que es el terreno de la política nacional para santri, donde el idealismo moral a menudo choca con realpolitik fuerza.

Reposicionamiento y nuevos desafíos

en el marco transformación sociopolíticaLa política santri actual se encuentra en una fase de reposicionamiento. Ya no se trata de políticas de identidad, sino de políticas de competencias.

Los Santri parecen ahora no sólo «representantes de la religiosidad», sino también «actores racionales» capaces de gestionar el país. Este fenómeno puede verse en tres direcciones principales de transformación: ideológica, estructural y generacional.

Primerotransformación ideológica. La política santri ya no conlleva una agenda teocrática, sino que enfatiza valores universales como la justicia social, la humanidad y la sostenibilidad.

Esto se refleja en las políticas inclusivas impulsadas por Nasaruddin Umar o Raja Juli Antoni, quienes buscan vincular la espiritualidad con la racionalidad de las políticas públicas y políticas.

Algunos estudiantes ahora se sienten más cómodos hablando de ello. buen gobierno del dogma; sobre ecología y empoderamiento en lugar de sermonear.

Segundotransformación estructural. El acceso político de Santri se ve ahora reforzado por dos factores: la institucionalización de los partidos (como el PKB) y la adaptación del Estado a la representación religiosa.

Sin embargo, surgen desafíos cuando la política de los internados islámicos se cruza con la lógica del pragmatismo electoral. La dependencia del clientelismo, la fragmentación interna y el débil control del sector económico siguen siendo obstáculos.

Los estudiantes de política necesitan construir poder infraestructuralbases económicas, tecnológicas y de comunicaciones para convertirse no sólo en “guardianes de la moral”, sino también en “controladores de dirección”.

TerceroTransformación generacional. La política santri está entrando ahora en una fase de regeneración intelectual. Una nueva generación de graduados de internados islámicos, capacitados en tecnología y discurso global, está comenzando a llenar el espacio público.

No sólo trajeron libros, sino también ideas progresistas. Sin embargo, esta generación también se enfrenta a un dilema: cómo equilibrar la «ijtihad moral» y la realpolitik fuerza.

En este contexto, el viejo adagio del internado islámico (mantener lo bueno y adoptar lo nuevo y mejor) adquiere un nuevo significado político.

Los Santri tienen el desafío de mantener los valores éticos de los internados islámicos mientras innovan en estrategias de poder. La política de Santri, que es «no menos horrorosa», no significa perder los modales, pero muestra que la moralidad puede ir de la mano de la inteligencia táctica.

Al final, la política santri es una dialéctica entre espiritualidad y estrategia, entre moralidad y modernidad. No se trata sólo de “la política de la gente buena”, sino también de “la política de la gente inteligente”.

Si en el pasado los santri eran los guardianes de la fe, ahora son también quienes determinan la dirección de las políticas. Desde la anarquía hasta las instituciones estatales, el viaje de los estudiantes confirma una cosa: el poder no tiene por qué empañar la piedad, y la piedad también puede ser una fuente de poder civilizado. (J61)



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