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La policía intervino fuera de la caja de sus deberes tradicionales a través de un rol en el programa MBG. Detrás de la cocina nutritiva y la imagen humanista se esconde una batalla de legitimidad: ¿innovación administrativa o sustitución social del déficit de confianza pública?
El Programa de Comidas Nutritivas Gratuitas (MBG) se ha convertido en uno de los íconos sociales del gobierno de Prabowo Subianto. En el marco más amplio de Asta Cita, MBG no se trata sólo de nutrición, sino también de un instrumento de legitimidad social y política que vincula al Estado y al pueblo.
En medio de la implementación de este programa, la Policía Nacional parece ser un actor no tradicional que está rompiendo los límites de sus deberes y funciones convencionales. Bajo el liderazgo del General Pol. Listyo Sigit Prabowo, la Policía Nacional formó Unidades de Servicio de Cumplimiento de Nutrición (SPPG) en varias regiones para garantizar la distribución y eficacia de MBG.
En octubre de 2025, hay 672 SPPG de la Policía Nacional que apoyan activamente la implementación de este programa, con el objetivo a mediano plazo de llegar a 1.000 unidades, mientras que varias fuentes internas incluso mencionan la ambición de hasta 1.500 en toda Indonesia.
La implicación de la Policía Nacional en el MBG no puede entenderse sólo como una forma de «asistencia técnica». Esta cuestión surgió en medio de serios desafíos a la imagen de la institución policial, que había sido erosionada por problemas y casos de violaciones éticas, abuso de poder y políticas presupuestarias.
Ante tal situación, MBG ofrece un nuevo espacio para presentar una cara más humana, solucionadora y social de la Policía Nacional.
El SPPG también parece ser una nueva etapa para la recuperación de la Policía Nacional confianza público a través de servicios concretos: excedente de confianza que busca cerrar el déficit de legitimidad en el espacio legal y de seguridad.
Sin embargo, desde una perspectiva conceptual, este fenómeno debe leerse dentro de un marco emprendimiento administrativoes decir, una situación en la que una burocracia pública crea proactivamente innovaciones fuera de sus límites estructurales para ampliar la legitimidad y la relevancia.
En el caso de la Policía Nacional, el SPPG funciona no sólo como una cocina, sino como un símbolo de transformación institucional. También contiene elementos de intermediación social: el papel de la Policía Nacional como intermediario entre el Estado, la sociedad y la economía local, una posición estratégica generalmente desempeñada por instituciones sociales o ministerios civiles.
La pregunta entonces es: ¿la Policía Nacional está asumiendo este papel porque sus principales tareas y funciones ya están funcionando bien para que pueda ampliar su mandato social, o es precisamente porque esas principales tareas y funciones aún no son suficientes para construir legitimidad, por lo que se necesita sustitución social para cubrir el déficit de confianza?
¿La administración innova, la burocracia negocia?
En el contexto de la administración pública, burocracia empresarial ya no es tabú. Muchas instituciones públicas en varios países han llevado a cabo innovaciones institucionales para responder a la crisis de legitimidad o ampliar el alcance de los servicios.
Sin embargo, cuando las instituciones de seguridad como la Policía Nacional se convierten en el principal motor de la innovación social, el problema se vuelve más complejo.
Por un lado, la Policía Nacional demostró capacidad de adaptación: movilizó a miles de miembros del personal y redes locales para garantizar la ejecución del programa. Por ejemplo, 3.183 graduados de la Policía Nacional y la Universidad de Defensa han sido capacitados para convertirse en activistas del SPPG. Por otro lado, este paso aumenta el potencial de distorsión funcional, cuando las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley entran demasiado profundamente en el área socioeconómica.
A través de SPPG, Polri está desarrollando una atractiva cadena de valor local. En algunas zonas, las cocinas de MBG están rodeadas de estanques de peces y campos de maíz, convirtiéndose en una especie de microconcentrador alimentos locales que cubran las necesidades de la cocina escolar.
Esto muestra un cambio de «la policía como agentes del orden» a «la policía como impulsores económicos comunitarios».
Políticamente, este paso proporciona grandes beneficios simbólicos: la Policía Nacional está directamente presente en los espacios cotidianos de la gente, con la narrativa de «servidor público» reemplazando la imagen de «ejecutor del poder».
Desde una perspectiva de presupuesto político, programas como MBG abren un nuevo margen de maniobra. La construcción de cientos de cocinas y una red de distribución de alimentos involucró a cientos de contratistas, miles de trabajadores y un gran plan de financiación.
La Policía Nacional, como implementadora de campo, ocupa una posición estratégica en la cadena de políticas, logística y comunicaciones públicas. Esto lo posiciona no sólo como albacea administrativo, sino también como… intermediario político en el panorama de la distribución de recursos.
Este tipo de participación también contiene cálculos políticos. El jefe de la Policía Nacional, Listyo Sigit, aparece no sólo como jefe de una agencia de seguridad, sino también como una figura que enfatiza la lealtad de su institución a los grandes proyectos gubernamentales.
La Policía Nacional parece posicionarse como una extensión de la política de bienestar del país. Sin embargo, la consecuencia es que la línea entre neutralidad profesional y participación política se vuelve borrosa.
Por un lado, este paso fortalece la legitimidad de la Policía Nacional en el sistema de gobierno de Prabowo, que enfatiza la sinergia nacional; por otro lado, plantea la pregunta: ¿se trata de una auténtica innovación administrativa o de una inversión política para fortalecer la posición institucional en una configuración de poder cambiante?
Legitimidad, riesgo y direcciones para la reforma
El programa MBG trae doble potencial para la Policía Nacional. Por un lado, es capaz de producir un efecto legitimador positivo: erosionar la distancia social entre la policía y el público, fortalecer una imagen empática y ampliar la red de confianza del público.
Por otro lado, en realidad este falso éxito esconde riesgos potenciales. Si la implementación del programa se ve obstaculizada por casos de irregularidades presupuestarias, mala distribución o accidentes alimentarios, entonces toda la construcción de una imagen positiva puede colapsar.
La reputación de la Policía Nacional construida a través de proyectos sociales podría convertirse en una nueva carga institucional.
Este fenómeno también es inseparable de la dinámica política nacional. En medio de los esfuerzos de la Policía Nacional por intervenir en el programa MBG, el presidente Prabowo Subianto impulsó abiertamente la idea de una reforma policial después de la tragedia de Affan, no sólo en lo que respecta a la profesionalidad jurídica, sino también a la modernización de la gestión y al reposicionamiento social de la Policía Nacional.
En ese contexto, el MBG aparece entonces como un laboratorio de reformas: un experimento para ver hasta qué punto la Policía Nacional puede adaptarse a la visión de un Estado de bienestar.
Sin embargo, las reformas que sólo enfatizan el aspecto social sin fortalecer la responsabilidad legal tienen el potencial de dar lugar a una paradoja: policías que son amables pero siguen siendo opacas.
Conceptualmente, la legitimidad institucional no sólo nace de lo que se hace, sino también de cómo se responsabiliza a la institución.
Confianza La actitud del público hacia la Policía Nacional crecerá no sólo porque se establezcan cocinas nutritivas en mil lugares, sino porque el público ve la seriedad de la institución en defender la justicia, la transparencia y los servicios sin intereses.
MBG puede ser una elegante herramienta de legitimación si se gestiona con una gobernanza abierta; pero también puede convertirse en una pseudosustitución si sólo se utiliza para pulir una reputación sin una reforma paralela sustantiva. (J61)



