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¿Rusia y China están construyendo un nuevo eje para los países globales del sur? ¿Qué tal el propósito final?
Pinterpolitik.com
A principios de septiembre, la atención del mundo estaba en dos grandes agendas en China: el Desfile del Día de la Victoria y la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO). Ambas agendas no solo se limitan a ceremonias diplomáticas y militares, sino que también marcan nuevas dinámicas en el ámbito global.
La presencia de varios líderes de los países en desarrollo o el sur global en el foro mostró esfuerzos para enfatizar su papel en la etapa internacional. Desde varios aspectos destacados, los nombres del presidente ruso Vladimir Putin y el presidente chino Xi Jinping ocupan una posición importante como una figura que se ve ampliamente en el contexto de este desarrollo geopolítico.
Este fenómeno es cada vez más relevante cuando se asocia con el fortalecimiento de BRICS, un grupo político político que inicialmente consistía en Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que ahora continúa expandiendo su influencia. La situación luego plantea preguntas académicas: ¿en qué dirección realmente se moverá la misión geopolítica de Rusia y China, especialmente en relación con el sur global?
El sistema mundial?
El término sur global se utiliza para describir a los países en desarrollo de Asia, África, a América Latina, que a menudo se encuentra en una posición marginal en política y economía global. Estos países enfrentan limitaciones estructurales en comparación con los países desarrollados, tanto en términos de influencia económica, tecnológica como política.
Teóricamente, este concepto tiene una relación con la teoría del sistema mundial de Immanuel Wallerstein. Esta teoría divide el mundo en tres categorías: núcleo (núcleo), semi-periferia (semi apoyo) y periferia (apoyo). El núcleo se refiere a países centrales con alto dominio político-económico, la semi-periferia se encuentra en una posición media, mientras que la periferia es un país en desarrollo.
Desde esta perspectiva, los pasos de Rusia y China que fomentan la cooperación a través de foros como SCO y BRICS pueden entenderse como un esfuerzo para construir estructuras alternativas en el sistema internacional. La presencia de los dos puede verse como una forma concreta de predicciones en la teoría del sistema mundial: la aparición de un nuevo centro de poder que busca proporcionar un mayor espacio para el sur global.
Sin embargo, empíricamente, esta condición no puede separarse de una serie de desafíos. La solidaridad del Sur global aún no es completamente sólida, dada la diferencia en los intereses económicos, políticos y de seguridad entre los países. Algunos países de la región sur todavía dependen de las estructuras globales establecidas, tanto en términos de acceso a la tecnología como en los flujos de inversión.
Los factores geopolíticos históricos y regionales también influyen. La rivalidad india y china, por ejemplo, muestra que la dinámica interna en el Grupo Sur global no siempre es armonioso. Esta situación muestra que la aceptación del papel de Rusia y China todavía es variada y no es necesariamente universal.
Además, existen limitaciones en el lado de la capacidad institucional. Sin un mecanismo colectivo fuerte, South Global Solidarity tiene el potencial de ser solo un discurso o símbolo de retórica. Esto confirma que, aunque existe una tendencia hacia la nueva multipolaridad, su implementación aún depende de la consolidación sostenible.
Por otro lado, la oportunidad permanece abierta. La necesidad de canales alternativos de cooperación económica fuera de la estructura occidental tradicional, por ejemplo, mediante el uso de monedas locales en el comercio o el desarrollo de infraestructura interregional, proporciona incentivos para que los países del sur global exploren las opciones ofrecidas por Rusia y China. En otras palabras, aunque los desafíos son reales, también hay factores impulsores que hacen que esta idea siga siendo relevante en el ámbito global.
¿Será de acuerdo con la predicción?
En general, la dinámica del liderazgo global del sur de Rusia y China es un fenómeno interesante que se observa en los estudios geopolíticos contemporáneos. El potencial para la aparición de un nuevo eje fuera del dominio occidental puede entenderse como parte de un cambio hacia un sistema internacional multipolar.
Sin embargo, el éxito de esta idea depende de varios factores, incluida la capacidad de construir legitimidad sostenible y verdadera lealtad entre países, no solo cálculos pragmáticos a corto plazo. Además, los desafíos internos en forma de diferencias en los intereses, la rivalidad regional y las limitaciones institucionales siguen siendo variables importantes que deben tenerse en cuenta.
Cuando se ve desde una perspectiva a largo plazo, la pregunta principal no es si Rusia y China pueden convertirse en los líderes mundiales del Sur del Sur, sino si pueden ofrecer modelos de gobernanza internacionales más inclusivos y estables que los sistemas existentes. Sin innovación institucional o soluciones concretas a los problemas de desarrollo, la solidaridad que se construyó solo podría ser simbólica.
Por lo tanto, el discurso del papel de Rusia y China para liderar el sur global debe verse como un proceso continuo, no como algo que ya está establecido. Si esta dinámica se convertirá en una nueva estructura global, o solo se convertirá en una fase en la historia de la política internacional, al final aún está abierto para continuar siendo estudiada. Lo que está claro, las discusiones sobre el sur global proporcionan un espacio importante para comprender cómo se transformó el sistema mundial en el siglo XXI. (D74)