Tjio Joe: Gatética indonesia


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En el mundo de la ciencia internacional, el nombre de Indonesia rara vez se escucha como el principal contribuyente en descubrimientos revolucionarios. Sin embargo, hay una cifra que rompió este estereotipo brillantemente: Joe Hin Tjio, el hijo de un fotógrafo de Pekalongan que logró corregir errores fundamentales en la ciencia genética que ha sobrevivido durante cinco décadas. Su descubrimiento del número de cromosomas humanos no solo cambió la comprensión científica, sino que también sentó las bases para el desarrollo de la genética médica moderna que conocemos hoy.


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El viaje de la vida de TJio desde un pequeño pueblo en Java para convertirse en un científico de clase mundial muestra que la excelencia científica puede surgir desde cualquier lugar, independientemente de los antecedentes sociales o geográficos de una persona. La historia es una inspiración para la generación de jóvenes científicos indonesios y demuestra que con una extraordinaria dedicación y precisión, un individuo puede cambiar el paradigma de la ciencia mundial. Más que una simple historia de éxito personal, la contribución de TJIO tiene un impacto real en el progreso médico global, especialmente en el campo del diagnóstico y la terapia genética.

Joe Hin Tjio nació el 2 de noviembre de 1919 en Pekalongan, Java central, en una familia indonesia de ascendencia china simple. Su padre trabaja como fotógrafo, una profesión que parece ordinaria pero que hará una contribución inesperada a su carrera científica. La infancia de TJIO tuvo lugar en la era colonial holandesa, donde el acceso a la educación superior para los nativos sigue siendo muy limitado. Sin embargo, logró recibir educación en la escuela colonial holandesa que proporcionó una fundación académica sólida.

Inicialmente, TJIO exploró el campo de la agronomía en las instituciones terciarias, siguiendo el interés práctico en la agricultura que era relevante para la condición actual de Indonesia. Sin embargo, su viaje académico experimentó un punto de inflexión cuando comenzó a estar interesado en el mundo genético y la citología a través de su investigación sobre la cría de papas. Este interés lo lleva a una especialización más profunda: la citogenética, el estudio de los cromosomas en las células de los seres vivos.

Esta transferencia de enfoque académico requiere que continúe su educación a un nivel superior. TJIO obtuvo un Ph.D. En biofísica y citogenética de la Universidad de Colorado, un logro extraordinario dada su simple antecedentes. La especialización en la técnica de aislamiento y coloración cromosómica lo hace experto en observar la estructura genética con alta precisión. Curiosamente, la experiencia de fotografía heredada de su padre resultó ser un activo valioso al documentar los resultados de la investigación microscópica con detalles perfectos.

La combinación única entre los antecedentes agronómicos y la experiencia genética ofrece diferentes perspectivas para comprender la herencia de la naturaleza de los seres vivos. Su experiencia práctica con las plantas de papa le hizo comprender las variaciones genéticas desde un punto de vista aplicativo, mientras que la experiencia en la citogénesis proporciona una base teórica sólida. Esta combinación es la clave de su éxito en la investigación de los cromosomas humanos en el futuro.

Descubrimientos que cambian el paradigma de la genética

El 22 de diciembre de 1955 se convirtió en un día histórico en el mundo de la genética humana. En la Universidad del Instituto de Genética de Lund, Suecia, TJIO logró obtener un recuento claro de cromosomas de fotos microscópicas de tejido pulmonar embrionarios humanos. Sus observaciones sorprendieron al mundo de la ciencia: los humanos resultaron tener 46 cromosomas arreglados en 23 pares, no 48 cromosomas como creen los científicos durante los cincuenta años anteriores.

Este descubrimiento no ocurrió por casualidad, sino mediante el desarrollo de técnicas metodológicas innovadoras. TJIO perfecciona la técnica de separación de cromosomas en el portaobjetos de vidrio desarrollado previamente por TC HSU con modificaciones significativas que aumentan la precisión de la observación. Su extraordinaria precisión en el proceso de aislamiento, coloración y documentación cromosómica le permite identificar los errores fundamentales que se han recibido como verdades científicas durante medio siglo.

El impacto de este descubrimiento no puede subestimarse. La corrección del número de cromosomas humanos abre el camino para una comprensión más precisa de varias condiciones genéticas. El síndrome de Down, que anteriormente era difícil de explicar genéticamente, ahora puede entenderse como resultado de la trisomía cromosómica 21. Varios otros trastornos genéticos también comienzan a explicarse con la base cromosmal adecuada, abriendo una nueva era en el diagnóstico y manejo de enfermedades hereditarias.

El éxito de TJIO en la corrección de errores fundamentales también muestra la importancia de la precisión y la perseverancia en la investigación científica. Durante cinco décadas, cientos de científicos de todo el mundo recibieron 48 cromosomas como un hecho innegable. Se necesita un investigador con experiencia técnica extraordinaria y el coraje de cuestionar el consenso científico establecido para revelar la verdadera verdad.

Después de su sorprendente descubrimiento, la carrera de TJio continuó subiendo. En 1958, se mudó a los Estados Unidos y se unió a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Bethesda, Maryland en 1959. En esta prestigiosa institución, pasó el resto de su carrera para desarrollar una mayor investigación en cromosomas humanos. Su experiencia fotográfica demostró ser valiosa cuando compiló una colección de fotos científicas que documentaban varios aspectos de su investigación cromosómica.

En esto, TJIO no solo continuó su investigación individual, sino que también contribuyó a construir una infraestructura de investigación genética más sólida. Fue nombrado científico emérito en 1992, un reconocimiento de su extraordinaria contribución en el campo de la citogenética. Tjio se retiró en 1997 y murió el 27 de noviembre de 2001 en Gaithersburg, Maryland, a la edad de 82 años, dejando un invaluable legado científico para el mundo genético moderno.

Tres perspectivas filosóficas de la ciencia

El descubrimiento de Joe Hin Tjio de la cantidad de cromosomas humanos se puede analizar a través de tres marcos teóricos diferentes de la filosofía científica, cada uno dando una perspectiva única sobre cómo ocurre el progreso científico y su impacto en el desarrollo del conocimiento humano.

Según Thomas Kuhn en su obra maestra «La estructura de la revolución científica», el descubrimiento de Tjio fue un ejemplo clásico de lo que llamó «cambio de paradigma» o cambio de paradigma. Kuhn explicó que el progreso de la ciencia no siempre es acumulativo y lineal, pero a veces ocurre a través de una revolución científica que cambia el marco fundamental de una disciplina científica.

En el contexto del descubrimiento de TJIO, durante cincuenta años de científicos trabajaron en el paradigma «Ciencia normal» que recibió 48 cromosomas como un número estándar en humanos. Este paradigma forma el marco de investigación, metodología e interpretación de los datos en el campo de la citogenética humana. Sin embargo, el descubrimiento de TJIO creó una «anomalía» que no pudo explicarse por el antiguo paradigma, lo que provocó una crisis en la comunidad científica y finalmente produjo un nuevo paradigma que recibió 46 cromosomas como estándar.

Este cambio de paradigma no solo cambia un hecho científico, sino que también cambia la forma en que toda la comunidad citogenética ve y aborda la investigación del cromosoma humano. Este nuevo paradigma abre el camino para una comprensión más precisa de varias condiciones genéticas y sentó las bases para el desarrollo de la genética médica moderna.

Mientras que Karl Popper en su filosofía científica crítica enfatiza que el progreso científico ocurre a través de un proceso de falsificación o negación de las teorías existentes. Según Popper, una buena teoría científica es una teoría que puede ser probada y potencialmente negada. Cuando se demuestra que una teoría es incorrecta, esto marca el progreso científico porque nos acerca a la verdad.

El descubrimiento de TJIO es un ejemplo perfecto del principio de falsificación de Popper. Durante cinco décadas, la teoría de los «48 cromosomas humanos» fue aceptada sin preguntas significativas. Sin embargo, esta teoría en realidad puede ser probada y tiene el potencial de negarse si hay metodologías más precisas. Tjio, con su nueva técnica que es más precisa, logró falsificar la antigua teoría y reemplazarla con una nueva teoría más precisa.

Esta perspectiva popperiana muestra que los errores en la ciencia no son fallas, sino más bien una parte importante del proceso de progreso científico. Los errores durante cincuenta años sobre el número de cromosomas humanos no son un fracaso de la comunidad científica, sino las limitaciones de la metodología que finalmente fueron superadas por las innovaciones técnicas de TJIO.

Mientras que Ludwik Fleck, en su trabajo pionero sobre la sociología del conocimiento científico, desarrolló los conceptos de «pensamiento colectivo» (pensamiento colectivo) y «estilo de pensamiento» que explica cómo la comunidad científica da forma y mantiene el conocimiento. Según Fleck, los hechos científicos no son solo el resultado de la observación objetiva, sino también los productos de los procesos sociales en la comunidad científica.

En el caso del descubrimiento de TJio, la teoría de Fleck ayudó a explicar por qué los errores de 48 cromosomas duraron tanto tiempo. La comunidad citogenética en ese momento tenía un «estilo de pensamiento» que les hizo recibir el número 48 como un hecho que era incuestionable. Este estilo de pensamiento se ve reforzado por prácticas de investigación establecidas, publicaciones científicas que se refieren y la autoridad científica que apoya el paradigma.

TJIO, con un fondo único y una nueva perspectiva como «extraño» pariente en la comunidad citogenética humana, puede romper el «colectivo de pensamiento». Su éxito no es solo por excelencia técnica, sino también porque no está completamente obligado por el «estilo de pensamiento» lo que limita la comunidad científica convencional.

El descubrimiento de Joe Hin Tjio de 46 cromosomas humanos no solo corrigió errores de hecho, sino que también demostró la complejidad de la dinámica del progreso científico. A través de tres lentes teóricas diferentes, podemos entender que este descubrimiento es el resultado de interacciones complejas entre la innovación de la metodología, el coraje intelectual para cuestionar el consenso y la dinámica social en la comunidad científica.

El legado de TJIO no solo radica en los hechos científicos que corrigió, sino también en lecciones importantes sobre la importancia de las actitudes críticas y la apertura en el desarrollo del conocimiento científico. La historia nos inspira a cuestionar siempre la verdad que se establece y continúa innovando en la metodología de investigación para el avance de la ciencia que es más precisa y beneficiosa para la humanidad. (S13)



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