Humanizar la comunicación a través del concepto de «comunicación»

Yakarta (ANTARA) – El discurso del presidente Prabowo en Menara Mandiri Yakarta el 8 de abril de 2025 sobre la necesidad de mejorar las comunicaciones gubernamentales puede leerse como una señal de optimismo que rara vez aparece en la esfera pública.

Esta afirmación no es sólo una reflexión personal de un líder, sino una invitación abierta a construir una cultura de comunicación más sana, honesta y responsable.

En medio de una dinámica democrática cada vez más compleja, el coraje de admitir deficiencias en realidad marca la madurez del liderazgo y abre oportunidades más amplias para la reforma.

De hecho, la comunicación es un gran desafío no sólo para el gobierno, sino también para la sociedad moderna en su conjunto.

En el siglo XXI, la tecnología ha hecho que sea increíblemente fácil conectarse, compartir ideas y colaborar.

Sin embargo, este progreso no siempre ha ido acompañado de una maduración de las formas de comunicar. Las conversaciones suelen ser rápidas pero superficiales, las respuestas surgen espontáneamente sin reflexión y las relaciones sociales a veces se reducen a transacciones pragmáticas.

Sin embargo, esta condición también ofrece grandes oportunidades: la comprensión de que la comunicación debe reorganizarse para que vuelva a ser significativa y humanizadora.

En la realidad cotidiana, la calidad de la comunicación determina en gran medida la calidad de la vida en común. Cuando la comunicación se realiza bien, crece la confianza, se fortalece la colaboración y aumenta la productividad.

Por otro lado, cuando la comunicación se realiza al azar, las relaciones se vuelven fácilmente frágiles y los malentendidos se repiten.

Por lo tanto, la comunicación no puede verse simplemente como una habilidad técnica, sino más bien como una base de civilización que influye en la salud social, emocional e incluso moral de una nación.

El concepto de comunicación se presenta como una oferta refrescante y relevante, que invita a cada individuo a ver la comunicación como una forma de vida arraigada en el amor, las buenas intenciones y la responsabilidad humana.

«Comunicar»

La comunicación no es sólo una técnica comunicativa, sino una forma de vida que sitúa el amor, las buenas intenciones y la humanidad como fundamento principal.

Consta de siete elementos que están interrelacionados, se refuerzan mutuamente y forman una calidad de comunicación sana y constructiva, a saber

Buen propósito, claridad y concisión, escuchar-observar, empatía, discusión, honestidad y sabiduría.

Los siete elementos que componen la comunicación no son reglas rígidas, sino pautas prácticas para construir una comunicación más consciente, constructiva y feliz.

Las buenas intenciones son el punto de partida que fomenta la energía positiva en cada interacción. La comunicación que nace de buenas intenciones anima a alguien a ser más sensible al impacto de sus palabras.

Con una alta conciencia de sí misma, una persona no sólo se pregunta qué quiere transmitir, sino también cómo los demás reciben e interpretan el mensaje. En el ámbito público, estas buenas intenciones se reflejan en una comunicación responsable, coherente y orientada a intereses comunes.

La claridad y el orden fortalecen las buenas intenciones para que no se desvíen. Un mensaje claro, conciso y completo facilita la comprensión y evita malas interpretaciones. La claridad también requiere un estado interior de calma, porque la comunicación eficaz surge de una mente organizada.

Cuando los mensajes se transmiten con claridad, las relaciones se vuelven más eficientes, se reducen los conflictos y la cooperación se desarrolla con mayor fluidez, ya sea en las familias, las organizaciones o los gobiernos.

La escucha y la observación conscientes brindan espacio para una comunicación respetuosa. Escuchar no es sólo una actividad pasiva, sino una forma de atención activa que crea un sentimiento de agradecimiento.

Al observar el lenguaje corporal, las emociones y el contexto, uno puede captar mensajes que no siempre se pronuncian. El hábito de detenerse por un momento, respirar con calma y luego observar de manera neutral ayuda a reducir las reacciones impulsivas y abre espacio para un diálogo más claro.

La empatía hace que la comunicación sea más humana. Con empatía, una persona busca comprender el mundo desde la perspectiva de otra persona, dándose cuenta de las cargas y esperanzas que pueden esconderse detrás de las palabras.

La empatía fomenta la calidez y la confianza, al tiempo que fortalece los vínculos sociales. En la práctica, una empatía saludable también requiere que los límites sigan siendo objetivos y sostenibles, especialmente en el contexto del liderazgo y la toma de decisiones.

Las discusiones conscientes proporcionan una comunicación bidireccional equitativa y productiva. La discusión no es un lugar para ganar una discusión, sino más bien un proceso de aprender unos de otros y encontrar soluciones.

Al respetarse mutuamente, las diferencias de puntos de vista en realidad enriquecen las perspectivas y dan lugar a decisiones más maduras. Saber cuándo discutir y cómo gestionar la conversación es clave para mantener el diálogo constructivo y orientado a la resolución de problemas.

La honestidad es un pilar que fortalece la confianza. En una atmósfera cada vez más abierta, la honestidad expresada con afecto puede fomentar una sensación de seguridad y confianza mutua.

La honestidad no siempre significa revelarlo todo, sino transmitir los hechos de forma ética y responsable. Cuando la honestidad se practica con sabiduría, la comunicación se convierte en un medio para sanar y fortalecer las relaciones.

La sabiduría perfecciona todos los elementos de la comunicación. Invita a alguien a pensar a largo plazo, considerar el impacto y elegir la respuesta que traiga el mayor bien.

La sabiduría nace de una combinación de conocimiento, autorreflexión, empatía y madurez emocional. Con sabiduría, la comunicación no sólo es efectiva, sino también significativa y útil para el futuro.

Cosas simples

En la vida cotidiana, la comunicación surge de cosas simples que muchas veces se consideran triviales.

Dar noticias, dar las gracias, pedir disculpas, cumplir promesas o ser ordenados en el camino son formas de comunicación que construyen la calidad de vida juntos.

Si estas pequeñas prácticas se llevan a cabo de manera consistente, formarán una cultura de respeto mutuo y fortalecerán la cohesión social.

Volviendo nuevamente al discurso del Presidente sobre la importancia de mejorar las comunicaciones, éste debe leerse como un punto de partida esperanzador.

Al revivir los valores de la comunicación, la comunicación puede volver a convertirse en un puente que conecta, fortalece y honra a los humanos.

A partir de ahí, una vida juntos más armoniosa, productiva y feliz no es sólo un sueño, sino una posibilidad real.

*) El autor es profesional de la educación, formador/educador en Yamjaya y desarrollador de métodos educativos prácticos basados ​​en la psicología en Joint Learning House (Rbebe).



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