La estrategia de Nueva Zelanda para el desarrollo del turismo

Yakarta (ANTARA) – Hay algo que siempre hace que el mundo recurra a Nueva Zelanda cada vez que se habla de la relación del ser humano con la naturaleza.

Este pequeño país del Pacífico Sur parece recordarte que viajar no tiene por qué ser un escape de la realidad, sino un camino de regreso a ti mismo.

Desde 1.555 senderos para caminar y escalar, 11 Grandes Paseos hasta 23 Grandes Paseos que cruzan costas salvajes, bosques antiguos, valles volcánicos y picos alpinos, Aotearoa presenta un paisaje que parece haber sido organizado con un propósito: ayudar a las personas a escuchar nuevamente el pulso de la naturaleza y escuchar su propio latido interior.

En medio de la creciente demanda mundial de turismo de naturaleza y bienestar, Tourism New Zealand enfatiza que los viajes de hoy ya no se tratan solo de ver nuevos lugares, sino de buscar energía, propósito y conexión renovados.

Los informes de viajes mundiales ilustran claramente este cambio de comportamiento. Informe Virtuoso Luxe 2024 señaló que el 94 por ciento de los viajeros combinan ahora un estilo de vida activo y una salud integral en sus viajes.

Amex 2024 dice que el 77 por ciento de los viajeros prefieren experiencias significativas al costo, y el 60 por ciento de los planificadores de viajes pondrán el ejercicio como correr, caminar o andar en bicicleta en el centro de sus actividades vacacionales para 2025.

Mientras tanto, Viajes semanales 2025 descubrió que el 70 por ciento de los Millennials y la Generación Z consideran que el viaje a pie o en bicicleta es tan importante como el destino final.

Estas cifras sugieren que el viaje de hoy es más introspectivo, una búsqueda que combina desafío físico, curación interior y significado personal.

Nueva Zelanda respondió a esa necesidad de manera clara. Allí cada uno puede elegir su propio ritmo de viaje. Hay senderos ideales para familias que recorren playas suaves o bordean las orillas de lagos tranquilos.

También hay caminatas de medio día a través de viñedos o bosques antiguos, mientras que los corredores y aventureros experimentados pueden afrontar senderos de varios días que ponen a prueba sus límites y revelan vistas espectaculares.

Todos los senderos están bien mantenidos y claramente marcados, lo que permite visitas guiadas e independientes que brindan información cultural y ecológica.

Todo el sistema fue creado no para imponer ciertos estándares de aventura, sino para brindar espacio para que cada visitante descubra su propia forma de movimiento.

Turismo Inclusivo

Un calendario de eventos de carreras durante todo el año muestra cómo Nueva Zelanda considera el movimiento como una experiencia comunitaria inclusiva.

El maratón de Hawke’s Bay, que se celebrará el 16 de mayo de 2026, por ejemplo, no sólo ofrece un recorrido llano a través de viñedos, senderos costeros y caminos rurales, sino que también cuenta con espacio para todas las edades, desde maratonistas hasta Dash de niños.

Los corredores cerraron su día en Elephant Hill Estate & Winery en un ambiente festivo que enfatizó la unión y la celebración.

La Tekapo Race del 19 de septiembre de 2026 presenta una experiencia diferente. En el corazón del lago Tekapo, los participantes corren en un paisaje que combina montañas alpinas, lagos turquesas y acceso a la reconocida Reserva Internacional de Cielo Oscuro.

Siete opciones de distancia hacen que este evento sea agradable para todos, desde principiantes hasta atletas experimentados. Aquí, el silencio del cielo nocturno despejado suele formar parte de la historia de cada corredor.

Mientras tanto, el Primer Maratón Ligero en Tairāwhiti Gisborne en enero de 2027 ofrece una experiencia casi espiritual, ser los primeros corredores del mundo en saludar al sol naciente. La ruta costera pasa por tierras maoríes, sitios históricos, colinas y regiones vinícolas que combinan la belleza natural con la riqueza cultural.

La calidez de los pueblos Tairāwhiti y kōrero Māori acompañan el recorrido de los corredores, haciendo que esta experiencia no se trate solo de la distancia recorrida, sino de comprender el espacio vital de un pueblo que valora la herencia ancestral y la cercanía a la naturaleza.

Detrás de todas las aventuras, hay una lección importante sobre el equilibrio. Cada viaje activo en Nueva Zelanda va acompañado de una oportunidad para recargar energías, como sumergirse en agua geotermal, disfrutar de comida local nutritiva, contemplar las estrellas en la Reserva Dark Sky o participar en una experiencia cultural maorí que invita a las personas a comprender la conexión entre el cuerpo, la naturaleza y la espiritualidad.

Todo esto demuestra que un cuerpo en movimiento necesita espacio para detenerse, recuperar el aliento y apreciar el viaje realizado.

sala de estudio

Si Indonesia quiere ver un futuro turístico más humano, Nueva Zelanda ofrece una valiosa inspiración. El país no construye su turismo con un concepto trepidante ni consumista, sino con la filosofía de que la naturaleza es un espacio de aprendizaje.

Los caminos proporcionados no son sólo atracciones, sino espacios de interacción seguros, bien mantenidos y significativos. La aventura no se estructura como una competición, sino como un proceso que cualquiera puede disfrutar.

La cultura local no se trata como decoración, sino como parte esencial de la experiencia.

Su sistema de calendario de carreras de eventos fluye a lo largo del año, mostrando cómo el deporte puede ser un puente para que los turistas comprendan las comunidades y los paisajes de una manera más íntima.

Lo más importante es que organizan la interacción humana con la naturaleza no como una actividad momentánea, sino como un viaje que ayuda a los humanos a alcanzar la mejor versión de sí mismos.

Para Indonesia, que tiene una riqueza natural ilimitada, un enfoque como este podría ser una chispa para nuevas ideas.

Indonesia tiene montañas, largas costas, bosques tropicales y un vibrante patrimonio cultural en cientos de etnias.

Sin embargo, aprender de Nueva Zelanda e Indonesia puede fortalecer la comprensión de que el turismo natural no se trata solo de panoramas, sino también de cómo los espacios públicos, los senderos y las experiencias se gestionan de manera segura, inclusiva y con respeto por el medio ambiente y las comunidades locales.

Este país puede aprender que el turismo de aventura no se trata sólo de extremidades, sino también de accesibilidad. Y que la salud integral no es una tendencia pasajera, sino una necesidad intergeneracional.

De hecho, Nueva Zelanda nos recuerda que el turismo puede ser un movimiento curativo que incluya la curación del cuerpo, la mente, las relaciones sociales y las formas de experimentar la tierra.

En este país, cada paso, pedaleo o respiración profunda en un viaje de senderismo no es solo una actividad física, sino un ritual para reconectarse con los sentidos, uno mismo y el universo.

Lecciones como ésta son muy valiosas para Indonesia, como nación que busca nuevas formas de hacer del turismo no sólo un sector económico, sino un espacio de crecimiento para los seres humanos.

Porque cuando la naturaleza conmueve a una persona, muchas veces lo que encuentra no es sólo una hermosa vista, sino la mejor versión de uno mismo.



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