La gobernanza de NU en el siglo II, de la conmoción al ger-ger-an

Surabaya (ANTARA) – Las tensiones entre Rais Aam y el presidente general de Tanfidziyah Nahdlatul Ulama (NU), que han surgido recientemente en la esfera pública, han atraído la atención nacional. Mucha gente interpreta este incidente como un choque de intereses, una lucha por la influencia o una competencia política interna.

Ver esta situación como una mera disputa personal entre élites en realidad ignora la dinámica histórica de la organización y el contexto de la importante transformación que enfrenta NU como la organización social religiosa más grande de Indonesia.

El conflicto no es una sorpresa, y mucho menos una anomalía. NU tiene una larga historia de tensiones a nivel de élite, pero siempre ha encontrado una manera de recuperarse, así como una manera de crecer desde dentro.

En la era de KH Idham Chalid, por ejemplo, la «disputa» entre las autoridades de la sharia y la tanfidziyah sacudió a NU, afectando la diferenciación de roles institucionales.

En otro momento, el público también fue testigo de un ruidoso «debate» entre KH Abdurrahman Wahid (Gus Dur) y KH Asad Syamsul Arifin, que se basó en diferencias en las estrategias para enfrentar los desafíos externos e internos de la organización.

Estos conflictos no pusieron fin a NU. Por el contrario, se convierte en un medio para que las organizaciones realicen correcciones estructurales y culturales, aclaren mandatos institucionales y formen nuevas orientaciones.

Por lo tanto, el conflicto entre Rais Aam y el presidente general de PBNU, hoy en día, se lee más apropiadamente a través de la lente de la sociología organizacional, es decir, como una dinámica común e incluso productiva en el proceso de maduración institucional, especialmente cuando NU entra en su segundo siglo, con una gran agenda de reforma de la gobernanza y expansión de los roles sociales.


Lucha de interpretación

Las opiniones de Michel Foucault, filósofo e historiador francés, proporcionan una lente importante para leer la dinámica de esta época. Para Foucault, el poder no es sólo una lucha por la posición, sino más bien una lucha por controlar el discurso, sobre quién tiene derecho a determinar qué es correcto y qué es apropiado.

Dentro de NU, esta lucha es visible no sólo en las decisiones formales, sino también en las narrativas sobre quién tiene más autoridad para interpretar la dirección de Jam’iyah, ya sea el guardián de la jittah y la autoridad clerical, o el implementador de políticas organizacionales y agendas socioestructurales.

Desde una perspectiva foucaultiana, este conflicto ilustra un intento de luchar por la legitimidad epistémica y moral dentro de NU. Esto no es sólo una lucha de poder, sino una lucha por una visión sobre cómo NU debería desempeñar un papel en el escenario nacional y global, ya sea para mantenerse alejado del poder estatal o para participar más activamente en la gestión de la civilización a través de la educación, la economía y los programas sociales. Esta pregunta está en el centro de la batalla interpretativa.

Mientras tanto, el sociólogo Lewis Coser nos recuerda que el conflicto dentro de los grupos no siempre tiene una naturaleza destructiva. En grupos grandes y complejos, el conflicto tiene una función latente, a saber, reafirmar los valores compartidos, renovar el compromiso de los miembros y probar la eficacia de las estructuras institucionales. El conflicto puede ser un mecanismo para la adaptación organizacional al cambio.

Por lo tanto, la tensión en NU hoy en día marca la vitalidad de la organización. Una NU que sea estéril ante el conflicto se convertirá en realidad en una organización estancada y perderá el poder de regenerar el pensamiento. En este contexto, el conflicto no es un signo de debilidad, sino un indicador de que las ideas sobre el futuro de NU están avanzando, debatiéndose y perfeccionándose.

Diagnosticar las raíces del conflicto

Para comprender las causas del conflicto de manera más objetiva, modele Triángulo de conflicto Se puede utilizar el sociólogo Johan Galtung (1996). Este modelo divide el conflicto en tres dimensiones.

Primero, actitud (actitud), es decir, una situación en la que aumenta la sensibilidad de las élites hacia la legitimidad de la autoridad clerical y la autoridad administrativa. Segundo, comportamiento (comportamiento), es decir, la situación de endurecer las declaraciones públicas, simbolizar el apoyo y las maniobras de comunicación. Y el tercero es contradicción (contradicción), es decir, el diseño de la relación de poder entre Syariah y Tanfidziyah que aún no está completamente en línea con las necesidades organizativas modernas y complejas que NU enfrenta actualmente.

Por tanto, las raíces de la tensión no son sólo problemas individuales. Señaló la urgente necesidad de alinear la estructura de autoridad en NU para que pueda acomodar dinámicas organizacionales cada vez más amplias, profesionales y multidimensionales.

Morton Deutsch (1973), un experto en conflictos, explicó que el conflicto puede conducir a la destrucción si se resuelve en un patrón competitivo que cierra el espacio para el diálogo. Por otro lado, el conflicto puede ser una fuente de energía positiva si se persigue de forma cooperativa, es decir, dando prioridad a las negociaciones, entendiendo los intereses de cada uno y buscando puntos en común que mantengan la dignidad de todas las partes.

En el contexto del «conflicto» de NU, la decisión adoptada hace algún tiempo por el Foro de Ancianos de NU en Lirboyo, Kediri, es un punto importante. El alto kiai ofreció una solución que restauró la dignidad de rais aam, aseguró que tanfidziyah continuara cumpliendo su mandato ejecutivo, además de devolver a la organización a la tradición de la deliberación como el mejor mecanismo de resolución.

Este enfoque está en línea con el marco de Deutsch de que el conflicto no tiene por qué poner fin a las relaciones, sino que en realidad puede mejorarlas.

NU segundo siglo

NU está entrando ahora en una nueva fase. Con millones de ciudadanos, cientos de grandes internados islámicos, una red económica y las crecientes expectativas de la gente, NU necesita una gobernanza que sea adaptable, pero que aún esté unida en los valores de los clérigos.

Las tensiones actuales deberían abrir un espacio para la evaluación sobre cómo aclarar los límites de la autoridad de la sharia y la tanfidziyah; cómo reorganizar los canales de comunicación entre líderes para que las diferencias no se filtren inmediatamente al público y, por supuesto, cómo construir un sistema organizativo moderno, sin abandonar la tradición.

El conflicto sólo se vuelve destructivo cuando se lo niega, lo congela o lo personaliza. El conflicto se vuelve productivo cuando se gestiona de manera institucional, honesta y transparente.

NU tiene una tradición distintiva de resolución de conflictos, es decir, primero la conmoción, luego «ger-ger-an», una situación en la que los kiai ríen juntos después de que se resuelven las diferencias. Esta tradición no es sólo calidez emocional, sino un mensaje moral de que los líderes deben ser más grandes que sus problemas.

Si este patrón vuelve a ocurrir, entonces este conflicto será en realidad un paso importante para que NU encuentre un patrón de gobernanza organizacional en el segundo siglo. Lo más importante no es silenciar el conflicto, sino transformarlo en energía renovadora que permita a NU seguir siendo un ancla de la civilización en un mundo que cambia rápidamente.

*) Bustomi es estudiante de doctorado en Ciencias Sociales, FISIP, Universidad de Airlangga, NU Mobilization Cadre y Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos (INTRAPOLS)



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