La larga sombra del edificio NCC aún no se ha realizado

Mataram (ANTARA) – Por la noche, cuando las luces del Tribunal de Distrito de Mataram todavía estaban encendidas, el rostro de Rosiady Husaenie Sayuti fue captado por la cámara de un periodista que esperaba la decisión en el caso de corrupción de la NCC.

Su expresión era plana, difícil de leer, como si cerrara un largo capítulo de la polémica sobre la cooperación en el desarrollo del Centro de Convenciones NTB (NCC), que estuvo plagada de irregularidades desde el principio.

Ahora, el Tribunal Superior de Nusa Tenggara Occidental (NTB) ha reducido la sentencia del exsecretario regional provincial de NTB (Sekdaprov), de ocho años a seis años.

Para algunas personas, esta decisión es una corrección proporcional. Sin embargo, para muchos otros, saca a la superficie viejas preguntas sobre la gobernanza, la rendición de cuentas y la cultura de supervisión en la región.

El caso NCC no constituye un drama legal único. Es un retrato de cómo un proyecto de infraestructura estratégica puede desviarse mucho de los estándares de gobernanza que deberían proteger el interés público.

Cuando el proyecto de 3,2 hectáreas de terreno no se desarrolló según el acuerdo, surgieron pérdidas para el Estado. La auditoría de NTB BPKP indicó un total de 15.200 millones de IDR procedentes de dos partidas de pérdidas.

La apelación redujo la sentencia, pero el rastro de problemas que la rodean aún exige explicación.

Es en este punto donde es necesario presentar este artículo. No sólo para discutir el veredicto, sino para explorar las capas de eventos que requieren mejoras más profundas en el sistema de gestión de proyectos y activos gubernamentales en NTB.

Huella del proyecto

La construcción del NCC prometió inicialmente la transformación del espacio público. Se espera que este edificio de convenciones a gran escala en Mataram se convierta en un nuevo nodo económico, estimule las actividades MICE y aumente los ingresos regionales.

Sin embargo, la colaboración Build to Handover (BGS) con PT Lombok Plaza en realidad abrió una caja de problemas que no se habían resuelto durante años.

Surgieron una serie de irregularidades. En la decisión judicial de primera instancia, el juez afirmó que el acuerdo BGS se llevó a cabo sin la aprobación del NTB DPRD.

La ausencia de una base jurídica válida deja todo el proceso en un terreno inestable. La cooperación que involucra activos públicos tan grandes debería pasar por mecanismos de alto nivel para garantizar la rendición de cuentas. Cuando se pasan por alto estos conceptos básicos, las consecuencias son a largo plazo.

Durante el juicio surgieron otras cuestiones. El edificio de sustitución de la Sala del Laboratorio de Salud Pública, que se suponía costaría 12.200 millones de IDR, sólo se realizó por unos 5.000 millones de IDR, según el análisis del equipo técnico de PUPR NTB.

La diferencia de valor contribuye a las pérdidas estatales. Sin mencionar las regalías anuales por valor de 8 mil millones de IDR que PT Lombok Plaza no pagó al Gobierno Provincial de NTB de 2017 a 2024.

Estos hechos no sólo muestran una falla contractual, sino una falla de supervisión en múltiples niveles, tanto por parte de la empresa como del propio gobierno local.

La pregunta pública que surgió entonces no fue sólo sobre quién tenía la culpa, sino también sobre cómo se podía permitir que se llevara a cabo una colaboración de esta magnitud sin un seguimiento adecuado.

En la decisión, el juez también cuestionó por qué el gobierno provincial no había recaudado activamente regalías durante años, incluso después del cambio de secretario regional.

El examen continuo de las partes involucradas, incluidos los funcionarios posteriores a Rosiady, mostró que el problema no era simplemente un error individual, sino una laxitud sistémica que debe corregirse.

La sentencia de seis años impuesta por el panel de apelaciones a Rosiady fue de hecho más leve que la del tribunal de primera instancia. Sin embargo, el contenido de la decisión aún confirma que sus acciones cumplían los elementos del artículo 2, párrafo 1, relativo a actos criminales de corrupción.

La siguiente pregunta es ¿qué hace realmente el Estado después de que se ha dictado el veredicto? ¿Se trata simplemente de castigar al perpetrador o de arreglar los procedimientos que permitieron que ocurriera este caso?

Detrás del veredicto

Reducir la pena de ocho a seis años ciertamente no es un hecho jurídico común y corriente. El panel de jueces de apelación aceptó la solicitud de apelación del acusado y del fiscal y luego decidió cambiar la sentencia.

Sin embargo, desde una perspectiva pública, cada corrección de decisión se refiere a cuestiones que son mucho mayores que las cifras escritas en el fallo.

En varias regiones, especialmente en la gestión de activos estratégicos, el patrón de problemas que surgen suele ser similar. Desde una cooperación que no cumple con los principios de transparencia, una implementación que no es consistente con los acuerdos, hasta controles regulatorios débiles.

El caso de la NCC reafirma que estas debilidades no son sólo tecnicismos administrativos, sino que tienen implicaciones para pérdidas financieras significativas.

Cuando se redujo la sentencia, algunas personas temieron que apareciera un mensaje ambiguo sobre la erradicación de la corrupción. Sin embargo, ignorar el mecanismo legal de apelación tampoco es prudente.

En el sistema de justicia, la supervisión de las decisiones forma parte del control interno para que las sentencias cumplan con la proporcionalidad, la evidencia y las consideraciones legales.

A lo que es importante prestar atención es si la decisión tiene implicaciones para la comprensión de la justicia por parte del público.

¿Es suficiente castigar a los perpetradores mientras las lagunas del sistema siguen abiertas? ¿Los tratados sobre grandes activos como el NCC tienen ahora estándares de control más estrictos?

¿Ha preparado el gobierno local medidas posteriores a la sentencia para resolver el retraso en la recaudación de regalías y garantizar que se devuelvan los derechos del Estado?

El Tribunal Superior ha ejercido su autoridad. Ahora es el turno de las instituciones del gobierno local de velar por que casos como este no vuelvan a ocurrir.

Las mejoras sistémicas deben ir de la mano con la aplicación de la ley, de modo que un veredicto no sea sólo el final de un caso, sino el comienzo de un cambio.

Gobernanza pública

De hecho, el caso NCC abre un gran espacio para la reflexión. NTB está avanzando ahora con una nueva agenda de desarrollo, fomentando la inversión y generando confianza pública.

Todo esto requiere una gobernanza más sólida que en el pasado. Incidentes como la colaboración con BGS sin la aprobación del DPRD deberían ser una fuerte advertencia de que cualquier política de bienes públicos no debe descarrilarse de los procedimientos.

Los gobiernos locales necesitan construir un sistema de seguimiento de contratos más estricto. La recaudación de regalías debe basarse en un mecanismo automático, no depender de la iniciativa de ciertos funcionarios.

Las auditorías periódicas de la implementación de la cooperación son una necesidad, no una formalidad. El documento del acuerdo debe cumplir con los elementos de legalidad desde su inicio. Cada cambio en el contrato debe ser reevaluado con base en el principio de precaución.

Por otro lado, se debe fortalecer la transparencia pública. Los activos estatales no son sólo registros de cifras, sino que son de interés para la comunidad en general. Cuando ocurren irregularidades, el público tiene derecho a saber cómo el Estado protege sus derechos.

La BNA necesita una nueva tradición en materia de gobernanza, es decir, una apertura que fomente la rendición de cuentas, sin esperar a que surjan problemas años después.

Este caso también reafirma la importancia de la educación pública sobre la integridad de la gestión de activos regionales. Una sociedad ilustrada puede detectar más fácilmente irregularidades y desempeñar un papel activo en el seguimiento de las políticas regionales.

La sensibilidad colectiva hacia la buena gobernanza es la base del desarrollo sostenible.

Al final, la sentencia de seis años no fue un punto de parada. Es sólo una señal de que todavía hay mucho margen de mejora en la gobernanza de los gobiernos regionales.

La NCC es un caso, pero el fondo es un llamado a reorganizar el sistema para que sea más disciplinado, transparente y a favor del interés público.

Si realmente se aprovechan estas lecciones, NTB tiene una gran oportunidad de fortalecer su cultura anticorrupción y al mismo tiempo reforzar su compromiso de salvaguardar los activos estatales.



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