La urgencia de la independencia financiera en las instituciones educativas

Yakarta (ANTARA) – Las instituciones educativas islámicas, incluidas las madrasas, los internados islámicos y las escuelas islámicas integradas, han desempeñado un papel estratégico en la formación de una generación con conocimiento y moral.

Este papel no sólo se refleja en los logros académicos, sino también en la formación del carácter, los valores morales y el cultivo de la ética social que son la base de la vida social.

En muchas zonas, las instituciones educativas islámicas funcionan incluso como centros de fortalecimiento social y cultural que llegan a los niveles más básicos de la sociedad.

Sin embargo, a pesar de este gran papel, la cuestión de la financiación sigue siendo un desafío fundamental que a menudo obstaculiza el ritmo de desarrollo de la calidad educativa.

Las fuentes de financiación limitadas a menudo obligan a las instituciones educativas islámicas a luchar sólo para mantener estándares mínimos de servicio, y mucho menos para lograr avances significativos en la calidad.

Este tipo de situación no es nada nuevo y tiende a durar mucho tiempo y repetirse año tras año.

La dependencia de fuentes de financiación limitadas, la falta de innovación financiera y una gobernanza financiera débil son realidades difíciles de ignorar.

En muchos casos, este problema no se debe únicamente a la falta de fondos, sino también a que el sistema de gestión y planificación financiera sostenible aún no es óptimo.

Como resultado, las instituciones educativas a menudo se encuentran en una posición reactiva, no proactiva, al enfrentar diversos desafíos financieros.

La financiación no es sólo una cuestión de fondos operativos suficientes, sino que concierne a la sostenibilidad de la institución en su conjunto.

Este aspecto determina la capacidad de la institución para sobrevivir en el largo plazo y adaptarse a los cambios en un entorno educativo cada vez más competitivo.

Por tanto, una financiación saludable es el principal requisito previo para la sostenibilidad de la misión de la educación islámica misma.

Sin un sistema de financiación saludable e independiente, las instituciones educativas islámicas tendrán dificultades para adaptarse a las demandas de los tiempos, desde mejorar la calidad de los recursos educativos, actualizar el plan de estudios hasta utilizar la tecnología educativa.

Los desafíos de la globalización, la digitalización y los cambios en el carácter de los estudiantes exigen una respuesta rápida y mensurable, algo que sólo es posible si las instituciones tienen suficiente flexibilidad financiera.

La mayoría de las instituciones educativas islámicas todavía dependen de la financiación gubernamental y de las cuotas de los estudiantes como principal fuente de financiación.

Por un lado, este patrón ayuda a mantener la continuidad operativa, pero por otro lado limita el espacio de la agencia para desarrollar programas estratégicos. Demasiada dependencia también deja importantes riesgos estructurales.

Esta dependencia coloca a las instituciones educativas en una posición vulnerable. Los cambios de política, los retrasos en la distribución de la ayuda o una disminución del poder adquisitivo de las personas pueden tener un impacto directo en la calidad de los servicios educativos.

En determinadas situaciones, las instituciones se ven incluso obligadas a posponer programas de desarrollo cuya ejecución es realmente urgente.

Cuando los presupuestos son limitados, los aspectos que más a menudo se sacrifican son el desarrollo docente, la mejora de las instalaciones y la infraestructura y la innovación en el aprendizaje.

De hecho, estos tres aspectos son los principales determinantes de la calidad de la educación. Los sacrificios que ocurren repetidamente a largo plazo tienen en última instancia un impacto directo en la calidad de los graduados, así como en la confianza del público.

A largo plazo, esta condición tiene el potencial de reducir la competitividad de las instituciones educativas islámicas en comparación con otras instituciones educativas que tienen sistemas de financiación más estables y diversos.

Si no se aborda de inmediato, la brecha de calidad podría ampliar y reducir el papel estratégico de la educación islámica en el sistema educativo nacional.

Independencia financiera

La independencia financiera no significa cerrarse a la ayuda externa, sino colocar a las instituciones educativas como sujetos activos y creativos en la gestión de los recursos.

En este marco, las instituciones ya no son sólo receptoras, sino que actúan como diseñadores de estrategias de financiamiento que están en línea con su visión y necesidades de largo plazo.

Las instituciones financieramente independientes tienen la capacidad de planificar el futuro sin depender predominantemente de partes externas. Con una planificación cuidadosa, las instituciones pueden determinar las prioridades de desarrollo de una manera más centrada, mensurable y sostenible.

Uno de los grandes potenciales que a menudo no se ha aprovechado al máximo es la gestión de los fondos ZISWAF (zakat, infaq, limosna y waqf). Este potencial no sólo es grande en términos nominales, sino que también tiene una fuerte legitimidad social y espiritual en la sociedad musulmana.

El instrumento ZISWAF tiene fuertes raíces en la tradición islámica y se ha demostrado que apoya la educación desde la época clásica.

La historia registra que muchas grandes instituciones educativas de la civilización islámica pudieron sobrevivir y desarrollarse gracias a una gestión productiva y sostenible del waqf.

El desafío radica en el profesionalismo de la gestión. El waqf, por ejemplo, no debería dejar de ser un activo pasivo, sino que debería convertirse en un waqf productivo capaz de generar ingresos sostenibles para la institución. Este enfoque exige una fuerte capacidad de gestión, así como una gobernanza moderna y responsable.

Aparte de eso, fortalecer la unidad de negocio de educación también es un paso estratégico. Este tipo de iniciativa refleja el espíritu de independencia así como la capacidad de adaptarse a la dinámica económica local.

Muchos internados y escuelas islámicas están empezando a desarrollar negocios basados ​​en el potencial local, como cooperativas, agricultura, imprenta y servicios digitales. Estos esfuerzos muestran que las instituciones educativas islámicas tienen la flexibilidad de innovar sin abandonar sus valores básicos.

Cuando se gestiona de forma profesional, esta unidad de negocio no sólo funciona como una fuente alternativa de financiación, sino que también se convierte en un medio de aprendizaje empresarial para los estudiantes.

A través de este proceso, los estudiantes aprenden directamente sobre la independencia, la responsabilidad y la gestión empresarial real.

En última instancia, la independencia financiera no se logrará sin una buena gobernanza financiera. Un sistema ordenado y mensurable es la base principal para la sostenibilidad del financiamiento institucional.

La transparencia, la rendición de cuentas y la planificación financiera a largo plazo deben integrarse en la cultura organizacional. Estos valores están en línea con el principio de confianza que se enseña en el Islam.

La confianza del público, de los padres y de los donantes está determinada en gran medida por la medida en que la institución sea capaz de gestionar los fondos de forma honesta y profesional. El mantenimiento de la confianza fortalecerá el apoyo a largo plazo a la sostenibilidad de la institución.

El uso de la tecnología digital en la gestión financiera es una necesidad inevitable. La digitalización ya no es solo una opción, sino más bien una necesidad en medio de crecientes demandas de transparencia pública.

Un sistema financiero digital permite un registro más ordenado, informes más rápidos y una supervisión más efectiva. Aparte de eso, este sistema también facilita el proceso de evaluación y la toma de decisiones estratégicas.

Además de aumentar la eficiencia, la digitalización también fortalece la confianza pública en las instituciones educativas islámicas. Este fideicomiso es un capital social muy valioso para la sostenibilidad de la institución.

Estrategia de fortalecimiento

En la era de la colaboración, la independencia no significa tener que caminar solo. De hecho, una colaboración sana puede ser el principal refuerzo para la independencia institucional.

Las instituciones educativas islámicas necesitan construir asociaciones estratégicas con diversas partes, como las instituciones zakat, el mundo empresarial, los ex alumnos y los gobiernos locales. Este tipo de sinergia permite un fortalecimiento más sostenible de los recursos.

Esta colaboración se puede realizar de diversas formas, desde becas, programas de responsabilidad social corporativa (RSE), formación de docentes hasta el desarrollo de instalaciones educativas. Cualquier forma de colaboración esencialmente expande el impacto social de una institución.

Los exalumnos, en particular, son activos sociales que a menudo reciben poca atención. De hecho, los antiguos alumnos son un reflejo real del éxito de la propia institución educativa.

Una red sólida de antiguos alumnos no sólo contribuye financieramente, sino que también abre el acceso a redes, oportunidades laborales y apoyo no material, lo cual es muy valioso para la sostenibilidad de la institución.

La independencia financiera es en realidad la base para la transformación de la educación islámica. Sin esta base, será difícil llevar a cabo cambios de manera consistente y sostenible.

Con un sistema de financiación saludable, las instituciones educativas islámicas pueden innovar más libremente, mejorar la calidad del aprendizaje y ampliar el acceso a la educación para la comunidad en general.

Más que eso, la independencia financiera refleja los valores islámicos de confianza, trabajo duro y sostenibilidad de los beneficios. Estos valores son el espíritu de la gestión educativa.

Cuando las instituciones educativas islámicas sean capaces de mantenerse sólidas financieramente, su papel como agentes de cambio social y moral será más fuerte y más relevante en medio de la dinámica de los tiempos.

*) El autor es el director del internado islámico Tahfidzpreneur Ar Raudah, Sragen.



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