Medidas inteligentes para hacer frente a la caída fiscal regional

Mataram (ANTARA) – El año fiscal 2026 será una dura prueba para casi todos los gobiernos regionales de Indonesia. Después de años de depender de las transferencias de fondos del centro, los bolsillos fiscales regionales ahora están empezando a agotarse.

La política del gobierno central de desviar parte de los Fondos de Transferencia a las Regiones (TKD) tiene un impacto directo en la capacidad de gasto público a nivel local.

En muchas provincias, ha sido necesario recortar los presupuestos de desarrollo y racionalizar el gasto rutinario, mientras los déficits fiscales acechan.

Para los jefes regionales, esta situación es como capitanear un barco en medio de una tormenta. Se suceden oleadas de política central, mientras los pasajeros, que no son otros que el pueblo, todavía esperan que el viaje del desarrollo no se detenga.

Este fenómeno no es sólo una cuestión de números en un cuadro presupuestario. Detrás de esto se esconde un serio desafío: cómo las regiones pueden seguir desempeñando funciones de servicio público con recursos cada vez más limitados.

Cuando se reduce el TKD, se reduce el espacio fiscal y las prioridades de desarrollo deben seleccionarse estrictamente, la capacidad de innovación y la eficiencia de los gobiernos locales se ponen realmente a prueba.

Desde Aceh hasta Papúa, se observa el mismo patrón. Los ingresos regionales han disminuido, el gasto se ha reducido y el déficit debe gestionarse con cuidado.

Sin embargo, en medio de estas limitaciones, también han surgido regiones que están tratando de sobrevivir de maneras más creativas. Un ejemplo proviene de West Nusa Tenggara (NTB), que actualmente enfrenta una importante presión fiscal pero ha optado por convertirla en un impulso para mejorar.

Presión presupuestaria

La provincia de NTB es un verdadero ejemplo de cómo la política fiscal nacional tiene un impacto directo en las regiones.

En el borrador del APBD de 2026, el presupuesto total de NTB cayó a 5,4 billones de rupias, o una reducción del 15,4 por ciento en comparación con el APBD de 2025 que alcanzó los 6,4 billones de rupias.

Esta disminución se produjo debido al desvío de fondos de transferencia del centro por valor de más de 1 billón de IDR.

El gobierno provincial admite que las condiciones fiscales el próximo año serán muy desafiantes. La disminución de las transferencias centrales provocó la pérdida de muchos focos de financiación para asuntos gubernamentales.

Sin embargo, en lugar de darse por vencido, el gobierno provincial de NTB optó por aprovechar esta situación como impulso para innovar y reorganizar las prioridades de desarrollo.

La dirección de la política se centra en tres cosas principales: la eficiencia del gasto, la optimización del ingreso original local (PAD) y la reforma de las regulaciones de impuestos y gravámenes regionales.

En el proyecto de Política Presupuestaria General (KUA) y Prioridades Temporales de Techo Presupuestario (PPAS) 2026, el PAD de NTB en realidad está destinado a aumentar un 5,39 por ciento, de 2,8 billones de IDR a 2,9 billones de IDR.

Este incremento se buscó mediante una revisión del Reglamento de Retribuciones Regionales para ajustar los ingresos potenciales a las condiciones económicas actuales.

El gobierno también está comenzando a regular los activos regionales arrendados para hacerlos más productivos, incluida la colaboración con la Dirección General de Bienes del Estado (DJKN) para reevaluar su valor económico.

En otros sectores, NTB abre oportunidades para aumentar el PAD mediante la concesión de Permisos Mineros del Pueblo (DPI) a cooperativas que cumplan con los requisitos ambientales.

Esta política muestra un cambio en la dirección del desarrollo de la dependencia a la independencia fiscal. NTB está tratando de construir una base económica regional más sólida mediante el mapeo del potencial local que va desde el turismo, la energía, la agricultura hasta las industrias creativas.

Sin embargo, el camino hacia la independencia no es fácil. El DPRD de NTB destacó el retraso en la presentación del borrador KUA – PPAS de 2026, que tiene el potencial de obstaculizar la discusión y determinación oportuna del APBD.

Por otro lado, el Ministerio del Interior destaca la importancia de ajustar el presupuesto de viajes oficiales y operativos como parte de la política nacional de eficiencia.

Este retraso y racionalización pueden parecer administrativos, pero en realidad reflejan lo difícil que es mantener el equilibrio fiscal regional en medio de cambios en la política central.

Una eficiencia excesiva sin innovación en materia de ingresos también corre el riesgo de reducir la calidad de los servicios públicos. El desafío de NTB ahora es encontrar un punto de equilibrio entre ahorro y productividad.

Independencia regional

La situación fiscal de 2026 podría ser un importante punto de inflexión para las relaciones financieras centrales y regionales. La reducción del TKD, aunque dolorosa, puede ser un estímulo para que las regiones fortalezcan su independencia económica y reorganicen sus estrategias de desarrollo para hacerlas más sostenibles.

Las medidas adoptadas por el Gobierno Provincial de NTB al revisar las normas sobre impuestos, organizar los activos y ampliar la base del PAD son ejemplos concretos de adaptación a las limitaciones fiscales.

Con una gestión profesional de activos y una estructura impositiva realista, las regiones pueden fortalecer sus propias bases fiscales, no sólo cubrir los déficits a corto plazo.

Sin embargo, la independencia fiscal no basta sólo para elevar los objetivos de ingresos. Las regiones también necesitan cambiar el paradigma del gasto público.

La eficiencia debe ser significativa, lo que significa que cada dólar del presupuesto debe producir un impacto social y económico real para la sociedad.

Es necesario reducir el gasto ceremonial o administrativo, mientras que el gasto verdaderamente productivo, como el de educación, salud y empoderamiento económico de las personas, debe ser una máxima prioridad.

Los sectores del turismo y las energías renovables en BNA tienen un gran potencial para respaldar los ingresos a largo plazo. La utilización de este potencial debe dirigirse a programas inclusivos, por ejemplo el desarrollo de aldeas turísticas comunitarias o el uso de recursos solares y eólicos para la energía local.

Este tipo de enfoque no sólo aumenta el PAD, sino que también crea empleos y fortalece la economía local.

En el aspecto legislativo, el papel del PRD es muy importante. La función supervisora ​​debe desempeñarse de manera crítica para que las políticas de eficiencia no desemboquen en un estancamiento. Las discusiones sobre la APBD deben llevarse a cabo de manera oportuna y abierta para que el público pueda participar en el seguimiento de dónde fluye el dinero público.

Al mismo tiempo, los gobiernos regionales también necesitan fortalecer la capacidad burocrática para ser más adaptables a los cambios en la política fiscal nacional. La transparencia y la digitalización de la gestión presupuestaria son imprescindibles para que cada rupia pueda contabilizarse abiertamente.

La crisis fiscal puede ser un reflejo para que las regiones reevalúen la dirección del desarrollo. Las regiones que sean capaces de adaptarse se fortalecerán, mientras que aquellas que dependen de la financiación central quedarán rezagadas en la dependencia estructural.

Futuro fiscal

La caída del APBD en casi todas las provincias de Indonesia no es sólo un problema presupuestario técnico, sino también una señal de que está comenzando una nueva era de relaciones fiscales.

La dependencia de los fondos de transferencia centrales ya no puede utilizarse como garantía principal. Las regiones necesitan construir una base económica y fiscal más sólida, basándose en la innovación, la buena gobernanza y el coraje para tomar decisiones estratégicas.

Nusa Tenggara Occidental muestra la dirección de ese cambio. En medio de presupuestos decrecientes, el gobierno provincial optó por fortalecer el PAD, organizar los activos y cambiar la forma en que funciona la burocracia para hacerlo más eficiente.

Estas medidas no sólo abordan desafíos a corto plazo, sino que también preparan las bases para una futura independencia fiscal.

La verdadera fortaleza fiscal no está determinada por el tamaño del presupuesto, sino por la eficacia con la que se utiliza para mejorar el bienestar de la gente.

Si las regiones son capaces de innovar y seguir orientadas hacia el interés público, entonces la tormenta fiscal que azotó podría ser el comienzo de cambios importantes hacia una gobernanza financiera más sana y competitiva.

Esta crisis es, en última instancia, una oportunidad. Una oportunidad para que las regiones demuestren que la independencia no es sólo un eslogan, sino una actitud nacida de la responsabilidad y de la capacidad de leer los tiempos.



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