VIVA – Kediri es conocida como una ciudad llena de historia y espiritualidad. Sin embargo, entre los muchos destinos religiosos, hay una zona que siempre atrae a peregrinos de diversas regiones: el Complejo de la Iglesia de Puhsarang. En las frescas y tranquilas laderas del monte Wilis, los fieles encuentran no sólo un lugar de culto, sino también un espacio tranquilo que les invita a renovar el diálogo consigo mismos.
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Detrás del esplendor de las rutas de peregrinación y el bullicio de la gruta de María Lourdes, se esconde un rincón que pocos visitantes conocen, la Casa del Rosario de Nazaret. La ubicación no está lejos de la carretera principal, pero el ambiente es mucho más tranquilo e íntimo. Muchos devotos lo conocen como “el lugar de descanso de la Madre”, un pequeño espacio que brinda una experiencia espiritual diferente a otros lugares de Puhsarang.
Un espacio silencioso que une oración y sinceridad
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Cabaña Rosario Nazareth presenta un ambiente descrito como similar a una casa de Nazaret, sencillo, tranquilo y lleno de ternura. El rosario se reza sin frenesí, permitiendo a cada peregrino reflexionar sobre su propio camino interior. En mayo y octubre este lugar se llena de gente porque coincide con el Mes de María y el Mes del Rosario.
En esta pequeña área hay tres cabañas de oración, cada una de las cuales simboliza una serie de rosarios, acontecimientos alegres, acontecimientos tristes y acontecimientos gloriosos. A diferencia de la atmósfera de la Gruta María de Lourdes, que es un centro de devoción, el Rosario de Pondok ofrece una experiencia de oración mucho más personal. Muchos peregrinos no vienen a pedir algo, sino a entregar las cargas que llevan consigo.
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Oración de medianoche: un ritual silencioso que toca el corazón
Una tradición no escrita que continúa desde hace muchos años es la oración de medianoche. Algunas noches, especialmente el viernes Legi o el martes Kliwon, los visitantes optan por esperar hasta tarde para quedarse en esta cabaña. No hay liturgia formal ni coro. Sólo una pequeña vela y el aire fresco de la noche, dando paso a la contemplación más profunda.
Algunos sostenían rosarios, otros simplemente cerraban los ojos mientras recitaban oraciones lentas y muchos terminaron llorando para liberarse de su carga.
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Combinación de fe católica y cultura javanesa
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